Escrito por Chris Ryan
La gente se ofrece como voluntaria para las organizaciones que le gustan por muchas razones diferentes, y a cambio obtienen muchas cosas diferentes.
Nuestro voluntario del mes, Paul García, se encontró discapacitado después de trabajar durante muchos años dirigiendo su propio negocio de jardinería y, más tarde, trabajando como mecánico de gasóleo. Al no poder ir a trabajar todos los días, Paul se dio cuenta de que necesitaba una salida, una forma de retribuir a la comunidad.
Así que se involucró en 2012 ayudando a distribuir productos a niños y familias en los sitios de Food For Children de Second Harvest. En la actualidad, también trabaja como voluntario de cinco a seis veces por semana en nuestra sala de clasificación del almacén, clasificando alimentos y empaquetando bolsas de productos para ese programa.
Admite que en su juventud tomó algunas "decisiones no muy buenas", por lo que ahora se siente agradecido por la oportunidad de trabajar por el bien de la comunidad y por las personas que "no tienen a nadie" en sus vidas para ayudarlas. Además de ayudar a empaquetar y distribuir alimentos en los lugares del programa, Paul reparte comida a cinco ancianos residentes en su complejo de apartamentos.
Paul aporta luz a la vida de muchas personas, pero dice que lo que más le gusta del voluntariado es "la gente que me alegra el día".
Paul es un gran ejemplo de cómo el voluntariado aporta gratitud a las personas a las que se ayuda, y también a los ayudantes.