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Las nubes no pueden ocultar la luz - La donación se convierte en un descubrimiento inesperado

La actual crisis de la COVID19 es un poco como una tormenta que ha entrado y se ha estancado justo sobre nuestras cabezas. Pero, como todas las tormentas, ésta también pasará. Pero, incluso en medio del gris, los rayos de sol irrumpen periódicamente para recordarnos que debemos mantener la esperanza. Esta historia trata de uno de esos rayos de sol.

Los nombres han sido cambiados para mantener el anonimato de los donantes

Hace poco, una mujer dejó un mensaje de voz a uno de nuestros empleados para hacer una donación. El mensaje era un poco difícil de entender y sólo quedaba claro su apellido, que era bastante único, Vanandun. Se le devolvió la llamada y se le dejó un mensaje en el buzón de voz. Tras investigar en nuestra base de datos, encontramos un registro de Mary Vanandun con un número de teléfono diferente al que ella nos dio. Así que la llamamos. Mary contestó al teléfono y explicó que, aunque es donante actual del banco de alimentos, no es ella quien dejó el mensaje de voz. Le resultaba curioso que otra persona con un nombre tan singular, Vanandun, viviera tan cerca y ella no la conociera.

Poco después de hablar con Mary, la persona que llamó originalmente, cuyo nombre era Sally Vanandun, volvió a llamar y realizó una donación de 1.000 dólares. Le contamos nuestra conversación con Mary Vanandun y cómo la llamamos por error. Sally Vanandun nunca había oído hablar de Mary Vanandun, pero también sentía curiosidad y nos pidió que le diéramos a Mary su número de teléfono. Así lo hicimos.

Gracias a esta llamada telefónica errónea, las dos mujeres descubrieron que están relacionadas.

Sally dijo: "Díganle a sus donantes que NUNCA saben las bendiciones que pueden cosechar al donar a Second Harvest". Gracias Sally!

Una pequeña nota al margen: Sally Vanandun, que estaba jubilada cuando falleció su marido, trabaja ahora en una escuela cercana donando el 100% de su salario a organizaciones locales sin ánimo de lucro.

Quienes trabajamos en Segunda Cosecha estamos muy agradecidos por personas como Mary y Sally, y el resto de nuestra gran comunidad. Todos son hermosos rayos de luz que brillan a través de las nubes de nuestras circunstancias actuales.


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